sábado, 27 de diciembre de 2014

Cerramos un año más

Recuerdo hacia el invierno de 1976, cuando un profesor de eso que se llamaba CIES (saludos Rafael), nos pidió una evaluación del año y (de pasadita) del sexenio (de arriba y adelante), como evaluación de la materia y los compañeros de una manera acrítica se empecinaban en señalar “todo lo bueno que le había pasado a México” pero recuerdo uno en especial (saludos Manuel) que hacía mucho énfasis en “las de bases que se habían sentado para el futuro

Ahora que culmina un año, otro año calendario, para nuestros administradores la mejor evaluación (su punto de defensa) es precisamente esa, en la premisa de que “estamos haciendo el futuro de México” se sustenta la evaluación de sus acciones, desgraciadamente la han repetido desde ese 1975 y México, lejos de mejorar parece descomponerse cada vez más.

En el aspecto económico, muy lejos de las “predicciones” (sin sustento y sin metodología científica) en los últimos 40 años el promedio de crecimiento nacional está muy por debajo del crecimiento de la población (poco más de la mitad de lo que se requiere) y desapasionadamente no hay posibilidad alguna de trastocar esa tendencia, hoy la población mexicana no tiene mejores posibilidades de un empleo o actividad que le permita vivir el resto de su vida y formar una familia, hoy la mayor parte de los mexicanos que ingresan al mercado laboral, lo hacen en la economía ilegal y algunos de ellos, permanecen en ella el resto de su vida, por cierto, hoy una gran parte de esos jóvenes que nacieron en los 70 (nuestro bono democrático) son parte de la gran masa de inconformes que apenas sobreviven con tres salarios mínimos en las colonias periféricas de las ciudades de nuestro país.

La educación media superior, deja fuera a más de la mitad de los egresados de secundaria y de los que acceden a un lugar en ella menos de la mitad habrán de concluirla.  Nuestro nivel promedio de educación en 2010 es de menos que secundaria y del nivel de aprendizaje mejor no hablamos. El Sistema Educativo Nacional forma analfabetas funcionales al sistema económico nacional y a la permanencia de nuestra clase política, un pueblo dócil es la mejor masa para su permanencia.
Basado en ello, la “desaparición” de los 43 normalistas rurales de Ayotzinapa no cabe en otra hipótesis que la necesidad de mantener el control de su poder a costa de lo que sea, la incapacidad de nuestros gobernantes para hace su trabajo y la impunidad con la que logran cubrir sus criminales acciones.

Ese acto criminal y diversas situaciones que muestran la podredumbre total del sistema político nacional, son ante el mundo el verdadero rostro de los niveles de corrupción que existe en México, les dan razones a los “inversionistas” internacionales para no venir a hacer negocio a nuestro país.
Por cierto el territorio nacional además de estar sembrado de cuerpos (generalmente de jóvenes) resulta ser el más inseguro para ejercer el periodismo y uno de los de mayor nivel de inseguridad legal para el desarrollo de actividades productivas, se ha convertido en unos 20 años en un país lleno de parches legales para el combate a la criminalidad, sin que haya resultados.

Así al finalizar este año, la economía de los hogares mexicanos se ha deteriorado en más del 60% respecto de 1975 y en más del 40 por ciento respecto de 1995; la inseguridad en el trabajo es ahora tres veces mayor que en 1990 y la posibilidad de concluir una carrera universitaria en el sistema público es apenas 56% de la que se presentaba en 1980.

Los mexicanos escuchamos cada fin de año, todo lo bueno que han hecho nuestras autoridades y la “fortaleza” que ahora si tienen nuestras instituciones, mientras se derrumban, de manera sistemática todos los indicadores de bienestar social.

Ya hoy las fuerzas fácticas (cada vez más concentradas) retiran parte de los apoyos que le daban al poder político nacional: las televisoras, la iglesia, los grandes inversionistas y hasta las corporaciones criminales están cada vez más desencantados del “muñeco hueco” y su incapacidad para hacer.

El año que termina (sin querer terminar) es uno de los piores (así) para muchos sectores nacionales, pero no es seguramente el pior que tendremos en este sexenio, lo que viene será el total debacle de sus instituciones.

¿Cómo esperar resultados diferentes si seguimos haciendo lo mismo?

SALUD

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