Como si un solo recordar aquellas épocas fuese suficiente
castigo y olvido dice Peña Nieto: “De
1993 a la fecha, la inflación promedio ha sido de 9.9 por ciento anual, lo que
contrasta con el 45 por ciento de inflación registrado en promedio en los 20
años anteriores”
Y aunque así fuera, cómo olvidar que esos niveles
inflacionarios (1973-1992) fueron producto de políticas gubernamentales, de
actos de gobierno destinados a “realizar un gran cambio” (creo que desde
siempre esos políticos mentirosos nos han marcado con esas palabras) o como
dice Agustín Carstens “Hoy
México está inmerso en un profundo y ambicioso esfuerzo de transformación
institucional” SALUD
Así el guardián de la llave de la inflación se convierte en
defensor de oficio de la administración que intenta regresar al endeudamiento “mientras
viene el crecimiento, para después (en algún lejano momento) pagar”
Cómo dejar de lado aquellas épocas en que Echeverría nos endulzó los oídos con un
gran bloque tercer mundista que generaría los caminos al desarrollo o cómo
olvidar cuando en 1976 López Portillo,
nos prometió “administrar la abundancia” SALUD
Para Carstens “La voluntad de cambio salta a la vista”
a la ciega vista de quien no quiere ver, a la vista de quienes convertidos en
lacayos del presidencialismo como antaño y alaban sin recato al decir “Todos
sabemos que la Administración que encabeza el Presidente Enrique Peña Nieto se
ha caracterizado, tanto por su talante modernizador, como por su búsqueda
afanosa de consensos. Nadie podría poner en duda que ese anhelado sentido de
urgencia, indispensable para la consecución de transformaciones profundas y
provechosas, hoy está presente”
Cómo olvidar aquellos años en que Miguel Mancera (entonces mediocre gobernador del Banco de México)
se plegaba a los mandatos gubernamentales ara emitir moneda y aplicar políticas
restrictivas al crecimiento económico.
Sólo retomando parte del mismo discurso de Carstens “Para
establecer el contraste con la situación previa a la autonomía de nuestro
Instituto emisor, basta recordar que en 1993 casi la mitad de los mexicanos en
ese entonces, 45 millones de compatriotas solo habían conocido en su vida
inflaciones de dos o más dígitos. Hoy
más de 32 millones de mexicanos, jamás han padecido inflaciones anuales de más
de un dígito”
Sin embargo, las padecen, son producto de ellas, el producto
de que más de la mitad de los mexicanos estén en pobreza extrema (pese a sus 30
años de “estabilidad”) el fruto de
que nuestra economía se encuentre estancada desde hace más de 15 años y el
resultado de que millones de mexicanos sobrevivan en la informalidad económica.
Para Luis Videgaray,
el que “haya
una generación entera que ya no recuerda lo que es la inflación,
afortunadamente gracias al Banco de México hoy hay muchos mexicanos jóvenes que
no han vivido, no recuerdan lo que es la alta inflación“
Pero inmediatamente después señala “La inflación, como la vivimos en
México, fue una gran fábrica de pobreza. En los años 80, la inflación anual
promedio fue de casi 70 por ciento al año. Esto quiere decir que si en 1980 un
litro de leche hubiera costado un peso, en 1990 ya costaría 150 pesos”
sin olvidar que eso es lo que hoy mantiene sumido a México en el estado de
miseria, de oprobio y de aletargamiento.
SALUD
Estamos ante el mismo grupo de tecnócratas que desde 1980
asumió las riendas del país y han logrado hacer de él lo que ahora es, pero lo
peor es que piensan seguir sangrándolo y creen que con discursos de olvido, el
pueblo olvida.
SALUD
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